Una pasada de musical. Así, sin mas.

Billy Elliot, el musical

Billy Elliot, el musical
15/09/2018

Ayer vi Billy Elliot por segunda vez y, aunque ya tiene varias recomendaciones en esta casa, no he podido resistirme a escribir otra mas.

Historia motivadora, emotiva, intensa y preciosa. Dirección actoral cuidadísima. Nivel de canto excepcional. Un diseño de escenografía fuera de serie.

En definitiva, son tres horas de disfrute viendo teatro con mayúsculas.

Tuve suerte de disfrutar de Natalia Millán y Carlos Hipólito en los roles principales de adultos, así como un magnífico Billy encarnado por un Hugo González (que no tendrá mas de trece años) en estado de gracia, que consiguió arrancarme el llanto en varias escenas como las dos que tiene con la imagen su madre fallecida magistralmente representada por una dulcísima Lourdes Zamalloa.

Billy Elliot es un compendio de fuerza, emoción, danza y libertad. Si no la habéis visto ya, no dudéis en sacar las entradas de inmediato.

No son baratas, es verdad, pero es que cuando lo veáis, comprenderéis que toda esa locura de escenografía y personal tanto artístico como técnico tiene un coste, que se refleja en la entrada (sensación que no tuve al ver El Rey León. ¿En que se va el desorbitado precio de la entrada de eso? En escenografía, no, desde luego. Y en formación actoral, tampoco).

La vi ayer, y aún no se me ha quitado la sonrisa de la cara.

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