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Billy Elliot, el musical

Billy Elliot, el musical
05/10/2017

Este montaje brilla en el jardín de los musicales madrileños. El reparto es digno y respetuoso, con una Natalia Millán ya asentada en su sede de madurez y credibilidad. Los niños, adecuados, desempeñan correctamente sus papeles sin miedo escénico. Destaquemos a Beltrán Remiro (Michael) por su excelente técnica y su apabullante entusiasmo. La maquinaria de la obra funciona con fluidez bajo una inversión en medios humanos y técnicos visible. Todo esto, suficiente en sí, se ve arropado por la música de Elton John, que aún cuenta con el don de la melodía, especialmente en las baladas y los momentos más solemnes, casi épicos.

Ser el hermano menor tiene muchas ventajas, pero los inconvenientes, no obstante, pesan igualmente. Esta obra nace a la sombra de la película y las comparaciones resultan inevitables. No se puede competir con la variedad de lugares y registros. Aquí el espacio es más limitado y el toque intimista se logra con dificultades debido al volumen de la sala. Todo suena demasiado a micrófono y la lateralidad sonora no existe.  Ahora mismo ésta es la asignatura pendiente de los musicales en España y sólo se ha de ver cualquier espectáculo en Londres o Broadway para comprender que la diferencia está en la calidad del sonido.

Pero esto no desmerece en absoluto todo el trabajo escénico … Continuar leyendo en TRAGYCOM.

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