Teatro a la Plancha: «Queremos que con ‘La Última Boqueá’, a través de la risa, se salga emocionado».

José Antonio Alba

El día 20 de septiembre Teatro a la Plancha llega a la sala Cuarta Pared con La Última Boqueá, su montaje más reciente. Regresan tras el éxito de Los Perros, su anterior espectáculo, para adentrarnos nuevamente en ese teatro esperpéntico, repleto de personajes rotos, que lo inundan todo con la poética “feísta” de lo cotidiano.

María Díaz, actriz fundadora de la compañía, nos cuenta para quien aún no los conozca “Teatro a la Plancha comenzó a principios del año 2013. Nos juntamos con una idea para crear que partió de Selu Nieto, muy relacionado con el clown. Empezamos como un grupo de creación. Éramos unas 10 personas, casi todos andaluces. Todavía no existía Teatro a la Plancha, pero de ese grupo surgió el germen”. Selu Nieto, director y actor de Teatro a la Plancha, recuerda “Quedábamos en el Teatro del Arte cuando se acababan las funciones y ensayábamos como a las doce de la noche”. Hora que según ellos es la mejor para crear “Estás tan cansado que creas con más facilidad, te juzgas menos…”.

Finalmente, por selección natural, como suele ocurrir en estos procesos, Teatro a la Plancha acabó siendo una formación de tres miembros, Selu Nieto, María Díaz y Manuel Ollero “Piñata, quienes tienen como objetivo, a través de La Última Boqueá, ofrecernos algo más que divertir y entretener.

Teatro Madrid.- Después de conquistarnos con Los Perros, un espectáculo de estética particular y personajes sorprendentes, regresáis a Madrid con La Última Boqueá, ¿qué es lo que nos vamos a encontrar en esta nueva propuesta?

Selu Nieto.- La gente se va a encontrar un espectáculo que va en la línea de Los Perros, pero que no tiene mucho que ver. Hay un avance en el lenguaje, se mantiene la personalidad de Teatro a la Plancha, los tipos de personaje, el tipo de humor… en esta obra hay más presencia del humor. En cuanto a la dramaturgia, Los Perros tenía una estructura más clásica, pero La Última Boqueá es más “raruna”; está divida en tres actos; el sobretítulo es “Comedia en tres fracasos”, realmente es como si fuera un acto único que se va degenerando.

María Díaz.- Que se repite y que va mostrando a los personajes cómo caen en una decadencia cada vez más avanzada. Tiene en común con Los Perros que son tres personajes atrapados en una situación y que buscan salir de ella para encontrar la felicidad.

TM.- La personalidad de Teatro a la Plancha nos evoca un sabor agridulce, ¿qué es lo que buscáis transmitir con vuestro trabajo?

SN.- Hablo de lo que a mí me mueve por dentro. Hay obsesión por la huida física o mental, en este caso hay una evasión.

TM.- ¿Una búsqueda interna?

SN.- Sí, eso ha hecho que se hayan movido las piezas y nos haya costado un poco más el trabajo, el proceso de ensayo. Lo fácil para mí hubiera sido escribir una obra que continuara con el estilo de Los Perros, pero quería apretar un poco las clavijas. Yo entiendo esta profesión como un riesgo. Se trata de crecer. Nosotros hemos apastado, no sé si hemos ganado o perdido, lo que sí sé es que hemos crecido y seguro que hemos aprendido más de todas las dificultades que nos hemos podido encontrar que de caer de pie.

TM.- ¿De dónde nace la idea de dar cuerpo a La Última Boqueá?

MD.- La idea de La Última Boqueá ya surgió en el proceso de creación de Los Perros y cuando esta terminó, nos metimos con ella de nuevo. Selu nos contó por dónde iba a ir, lo que quería contar, de dónde le nace esa inquietud por contar esta historia y surgieron una serie de ensayos. Ahora miramos para atrás y pensamos: “Lo que surgió no tiene nada que ver con el espectáculo, pero a la vez lo tiene todo, la esencia”. Los personajes, la creación, las primeras voces que empezábamos a probar… No son, pero están.

SN.- No tiene nada que ver, pero a la vez es lo mismo. Empezamos con una idea, llegamos a un punto que no tiene nada que ver, para acabar regresando a esa idea inicial, pero ya con todo un viaje detrás y eso es lo bonito.

TM.- ¿Cómo es el proceso de ensayos para poner en pie un montaje como este?

SN.- Es en esta etapa, sin duda, donde mejor me lo paso. Disfruto como un niño. Para La Última Boqueá hemos estado en Alanís de la Sierra, en la Casa de las Artes, donde hicimos una residencia artística maravillosa.

MD.- Te dejaban la ermita del pueblo para ensayar. Es un sitio mágico para crear. El proceso está lleno de horas y horas de improvisaciones muy locas, nos lanzamos a la piscina con los ojos cerrados, sin salvavidas y sin nada, pero así surgen cosas muy chulas. Son procesos creativos de pérdida absoluta, de no saber cuándo va a llegar el texto, de no saber cuándo es el estreno, cuál es el vestuario, no saber nada de eso a lo que podrías agarrarte como actor y que digas “Me ayuda y me facilita”, nada, hasta que de repente un día dices “Lo tengo, esto es lo que quiero y lo que se quiere”.

SN.- Ahí el mérito es de ellos porque podrían mandarme al carajo perfectamente. Eso no lo aguantaría cualquier actor. Voy a estar siempre agradecido y ojalá aguante muchos años porque este triunvirato es lo que hace la fuerza de Teatro a la Plancha. En esa época de Alanís yo les decía “Estamos en un bar, hablando del refresco que hay en un vaso” ¡y ya! No hay ni objetivo, ¿y para qué sirve eso? pues para conocer al personaje, para ver cómo reacciona, qué le molesta, qué no le molesta y acabar encontrando las relaciones entre los personajes.

MD.- Hay muchas frases que después se fijan y van al texto, frases que además son muy puras porque han nacido, no las impone nadie.

SN.- Estos procesos son mágicos, le dan todo a la obra y lo que yo puedo escribir después es mucho más rico.

TM.- La poética del teatro no solo está en la palabra, el cuerpo a veces expresa lo que la voz no nos permite, ¿no?

SN.- A la hora de crear a los personajes sí que intento que tengan un movimiento concreto e interesante,coger las cualidades que tenemos cada uno de nosotros como actores y con esa paleta pensar dónde colocarlo. Al final terminamos recurriendo a nuestros “payasos”, al que tenemos cada uno de los tres.

TM.- Habláis del dolor, pero también de la risa y muchas veces suceden a la vez, el ser humano está lleno de esos momentos ¿vuestro teatro es reflejo de esto?

SN.- Sí, queremos que con La Última Boqueá, a través de la risa, se salga emocionado. Creo que tiene mucho que ver con nuestra naturaleza, con nuestra forma de ser, con Andalucía, Sevilla. Es un humor amargo. No estamos dispuestos a desaprovechar la oportunidad de intentar que, a todas esas personas que tenemos ahí, les haga “clic” algo por dentro, que algo les cambie.

MD.- La vida misma es así, hasta en las mayores tragedias hay cosas que te causan risa. Cuando estás en una situación muy incómoda, de nervios, lo primero que le sale a la gente en general es la risa, pero porque es un mecanismo de defensa ante lo que nos cuesta digerir. Yo creo que es un arma muy factible en el teatro para que cale más profundo el mensaje.

TM.- ¿Cuáles o quiénes son los referentes en los que os inspiráis?

SN.- A mí siempre me ha gustado Teatro del Velador o La Zaranda, un teatro con una fuerte carga visual y poética que emocione al espectador. Maeterlink, me mueve muchísimo, todo su mundo simbólico, el romanticismo. O Chejov, con esos personajes que anhelan siempre un cambio y que son incapaces de hacerlo y conseguirlo, eso está en nuestro teatro.

TM.- ¿Dónde crees que reside el punto de vuestro teatro que pueda atraer al público?

SN.- Imagínate meter todos los referentes que hemos comentado antes en nuestro mundo andaluz, la música, el día a día, pues ahí. Cuando me siento a escribir pienso “Esto no tiene ningún valor literario” porque estoy hablando como puedo estar hablándote ahora a ti, pero la apuesta es que eso llegue así, con esa forma, no “barroquizar” el lenguaje, si no que sea bastante directo para que haya un reconocimiento cercano hablando de algo grande.

TM.- El esperpento está a pie de calle, ¿no?

MD.- Claro, es que la vida es esperpento. A mí los procesos de creación me cogieron trabajando en un bar los fines de semana y cuando llegué al ensayo les dije “Hoy ha estado en el bar La Canija”, que es mi personaje, ¡era igual!, tenía frases que yo decía y es que no estamos inventando nada, estamos inspirándonos en el origen del teatro que es la imitación de las cosas.

Teatro a la Plancha estará con La Última Boqueá del 20 al 30 de septiembre en la Sala Cuarta Pare.

Texto José Antonio Alba

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José Antonio Alba
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